miércoles, 21 de marzo de 2007

Perfúmenes


Me encanta oler los pedos de los demás. No es algo fortuito. Es algo que busco con ánsias y ansiedad. Después de que la gente va al váter yo voy corriendo a oler el perfume que emanan de la letrina. Es una costumbre que cojí desde pequeño. Siempre que mis padres iban al baño yo iba corriendo detrás de ellos. Sé que no es muy normal para el resto de la humanidad, pero ¿qué es lo normal? ¿fumar cada treinta minutos? ¿hacer el amor con alguien que no te gusta y luego decirle que fue el mejor polvo de tu vida? Pues yo no soy normal. Siempre que me tiro un pedo lo primero que hago es saborearlo… ummmmm… luego pienso si ha sido muy ruidoso o muy oloroso. Hay categorías, sí, es cierto. Normalmente los menos ruidosos son los que más y mejor huelen. Los más sonoros, por el contrario, son los que menos huelen. Y parecen que son los más fiesteros. A mi los que más me gustan son los que van in crescendo, poco a poco. Ni muy ruidosos ni muy silencioso. El intermedio. Durante los intermedios de las películas echo cada uno… lo saboreo y pienso detenidamente si echarme otro. En el cine es distinto. Como nadie me ve… echo varios a la vez. Otra costumbre que tengo desde que recuerdo mi especial afición es la de mirar la mierda que acabo de cagar. Ya sé que todo esto suena muy escatológico pero soy así. Mido a ojo cuánto miden mis cagarrutas. ¿Una cuarta? ¿Una cuarta de un cuarto? Hoy si que fue buena. Estoy descompuesto. Haber mañana si cago mejor. También en ése momento saboreo los diferentes y variopintos perfúmenes que deja mi mierda.

Yo pienso que mucha gente también lo hace pero no lo reconocen. Como es algo tan íntimo… pero yo soy claro y directo. Huelo mi mierda y la mido. Hay quien mide su polla o sus tetas. Yo no me meto con nadie cuando huelo mis heces.

1 comentario:

Xai dijo...

Que grande! :D

¿es tuyo? es muy bueno