
Me he enamorado de mi gato Javier. Yo le llamo Javí (por eso de la confianza). Él es amarillo, medio pelirrojo. Me enamoré a primera vista. Mi familia piensa que nos tenemos cariño. Yo lo amo. Le doy por el culo con un preservativo con el dedo corazón. Él gime y yo me pongo cachondo. Lo normal es que se quede afónico. Gime muy alto. Luego pongo paté en mi polla y él me la chupa. Le encanta. Me encanta el tacto de su lengua en mi polla. ¡Es acojonante! Hay gente que no se sorprende de nuestro amor. Normalmente lo visto de camuflaje y lo llevo con una cadena de brillantes. La gente que se sorprende es poca. En el barrio ya conocen nuestro amor, nos llaman: “Los eternos enamorados”. En casa vive como un rey: nos duchamos juntos, comemos juntos, le leo poemas de amor (dedicados a él –obvia decirlo-) y me hace ser muy feliz. También dormimos la siesta y hacemos mimitos. Cada vez que me ve ronronea sin cesar y el sexo con él no tiene nombre, es maravilloso.
Lo que ocurre ahora es que tenemos un problema: no podemos tener descendencia. Yo estoy deseando ser padre pero él no quiere. Me quiere para él sólo. No sé lo que hacer. Le noto en la mirada que no quiere tener
Lo que ocurre ahora es que tenemos un problema: no podemos tener descendencia. Yo estoy deseando ser padre pero él no quiere. Me quiere para él sólo. No sé lo que hacer. Le noto en la mirada que no quiere tener
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